
Esa tensión o querer es el amor; por eso dice en la Biblia: “Si no haces el bien con amor, de nada te vale”. Si se hace bien por interés, no es por amor sino por egoísmo. Ahí está el mérito, si las comida, las cosas que nos hacen gozar estarían botadas para recogerlas y gozar, no habría mérito para ello, por eso existe el trabajo que hace el mérito: un hombre quiere conquistar una montaña y sube con esfuerzo y cansancio, y logra su propósito, triunfa y goza. El mérito pues está en su esfuerzo, por eso existe en el deporte el mérito; ahora, si el hombre sube esa montaña con una inyección de droga, no hace esfuerzo y entonces no hay mérito y su placer de llegar a la cumbre es casi nulo, porque no hay mérito.
Dios nos puso el mundo para conquistarlo con mérito, no como un regalo de cumpleaños. (¿Qué mérito tiene uno de cumplir años? Es sólo un recuerdo que se hace por su existencia, luego porque le queremos. Sólo así el regalo que se recibe no es casi lo que hace gozar, su valor material, sería algo de egoísmo, es el amor que le profesa el que le dio, pero es necesario, parte del mérito es de amor).
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