La manifestación pues sólo pertenece al existir del cuerpo, para el alma; no vemos las onda de la luz, ni del sonido, tampoco vemos las ondas hertzianas, ni los electrones, mas de la luz sólo vemos su efecto.

La existencia de la manifestación es pues mera apariencia, como dice Sigurd von Wurmb sobre la materia física; y lo que existe es la onda, el cambio, la comparación, existe pues el espíritu.
Ya vimos en el experimento de las campanas, suena primero la campana A y después la B, pero se escucha primero la B y después la A, empero, se ve que primero se mueve al sonar la campana A y después la B, como es en la realidad; o sea respecto la luz primero es A que B y respecto el sonido primero es B que A. La manifestación es pues sólo manifestación o apariencia de lo que es la realidad. Según la ley de la comparación, hemos visto que una cosa existe respecto otra o sino no existe. Ahora, la velocidad del sonido se tiene que comparar con otra velocidad, así como se compara la línea curva con la recta. Entonces con lo que se compara la velocidad del sonido es con la de la luz, luego esta, dada su gran magnitud, se le puede considera como instantánea de acuerdo a la ley de la unidad. Así pues es esto de las campanas no existe la manifestación respecto la luz sino respecto el sonido.
Ahora, existen los casos de adivinanza como el caso en la Segunda Guerra Mundial (ver Cap. Lo Programado). Habrá pues una onda de algo que no conocemos, que así como la luz es más veloz que el sonido, esta onda es más veloz que la luz, se comprende en el tiempo, más allá de la dimensión del tiempo. Existirá pues otra dimensión que no nos permite sentirla nuestro cuerpo limitado.
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