6.13 Otros mundos.-

Como vemos, el mundo depende del cuerpo; el nuestro es especial para ver y conocer este mundo; la abeja ve el ultravioleta luego su mundo es diferente aunque algo parecido al nuestro; también el del perro es diferente a nuestro mundo porque su cuerpo es diferente al nuestro. El mundo del perro tiene poca manifestación respecto al sentido de la vista, porque no ve los colores como nosotros, el perro ve blanco y negro nada más, no conoce los colores porque no tiene necesidad; más en su mundo es muy vívido respecto al olor, vive oliendo, tiene especial su olfato que mueve la nariz para sentir mejor; huele el suelo y siente quién pasó; la vista es sólo como una ayuda a su sentido del olor, su mundo es casi puro olor, vive del olor. Nosotros para conocer a una persona nos valemos especialmente de su fisonomía; el perro no, más vale para él el olor. Por eso un perro para conocer a una persona se acerca a olerla, a veces insistentemente para que se grabe en su memoria.

Suponiendo con otro cuerpo, no el nuestro, nuestra alma mirará el universo distintamente, con otros sentidos, por ejemplo, miraremos las ondas, sentiríamos magnéticas como color o como sonido, las estrellas no se verían por su luz sino por otras ondas que tienen como las hertzianas; aún con un cuerpo muy distinto lo que conocemos como luz, conoceríamos como sonido, que la imagen de la retina iría al centro nervioso del sonido, y el sonido sentiríamos como luz; el sonido agudo sería por ejemplo el violeta y el grueso el rojo, etc. Se comprende pues que la existencia del mundo depende del medio o cuerpo que existe entre el mundo o manifestación o materia y el alma o espectador.

Ahora, sobre los mundos, puede haber un mundo donde no exista la dimensión de la distancia, sino más bien cuando las cosas o los seres se alejan, no se alejan sino se achican, y por eso los miramos chiquitos: a lo lejos un hombre camina y se achica (un cerro se ha achicado del tamaño de mi mano), porque así son pues las cosas cuando están lejos, así se manifiestan. Cuando se aleja algo de nuestra vista se mira chiquito, así miramos que nuestra mano es más grande que el hombre que vemos a la distancia (fig.)
Según nuestra vista, el hombre que vemos es del tamaño de un dedo; esto es conforme se siente. Pero sabemos que no es así porque nuestro cerebro así manda por el centro nervioso de la vista: dice que las cosas que se alejan se ven chicas, pero no son. Como esto es manifestación, puede haber un mundo donde las cosas en lugar de alejarse se achiquen, o sea que no haya dimensión de la distancia y sólo las dos dimensiones de un cuadro; un mundo donde el ser no conciba la existencia de la tercera dimensión del espacio, y que haya una ley en donde al achicarse las cosas sea imposible alcanzarlas o tocarlas, y para ello sería necesario que se achique también nuestra mano. El cuerpo pues hace el mundo, la manifestación, y estas últimas son conforme el cuerpo; entonces el alma conoce el mundo conforme es el cuerpo. ¿Habrá otros mundos muy desconocidos para nosotros y que sólo entendemos nuestro mundo porque tenemos sólo nuestro cuerpo?

No hay comentarios.: